Los Casos sin Resolver de Holmes Sherlock y la Momia Analfabeta

Capítulo V

El Fumadero de Opio de Fu-Mao

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Holmes Sherlock buscó en su sagaz cerebro todas las posibilidades para penetrar sin levantar sospechas en el local de Fu-Mao. Allí, en los recovecos de su mente privilegiada aún continuaba perdido, dando vueltas, cuando notó que había empezado a llover. Eso le hizo darse cuenta que estaría mejor dentro. Y que nada era tan sencillo para lograr estar al otro lado de la puerta que entrar como cliente.

Volvió a llamar, volvió a acudir el chino y volvió a intentar cerrar la puerta. Pero algo se lo impedía. Holmes Sherlock había dejado caer medio cuerpo de la Momia dentro. Eso despistó al chino, que trató de averiguar qué hacía media momia en el Local. Sherlock trató de explicarle que tanto la mitad restante de la Momia como Él mismo pretendían seguir idéntico camino.

Como el chino ya había demostrado no ser un buen anfitrión, Holmes Sherlock mostró su cartera como símbolo internacional de buenas intenciones.

Y así se encontró por fin dentro. No hay nada como hablar claro.

Una vez en Local, lo mejor era no levantar sospechas. Una momia fumando en pipa nunca llamaría la atención. Al menos no habría llamado la atención de no haberse incendiando...un poco.

Bueno, un poco se incendió la Momia, porque las cortinas se incendiaron mucho.

El revoltijo de conductas que se produjo a continuación dio ventaja a los planes de nuestro Holmes Sherlock que apagando a la Momia aprovechó los gritos y carreras para colarse sin ser visto en el Despacho del mismísimo Fu-Mao. El rey del hampa chino.

La Momia, todo hay que decirlo, aún echaba humo y no parecía muy contenta. Fu-Mao, tampoco.

Holmes Sherlock si. Había logrado penetrar en la Guarida Inexpugnable del gánster chino sin mas contratiempos que unos cuantos metros de vendas chamuscados.

-Bienvenido Mister Sherlock, esperábamos su visita.

El malvado Fu-Mao sabia como recibir a las visitas.

Y para demostrar que no era adivino sino que tenia servicio de correos, le enseñó una

nota Anónima que decía:

"Cuidado ! El insigne detective Holmes Sherlock se dirige a su local"

Mientras Fu-Mao se recostaba en su silla con sonrisa maligna a la altura de sus malas intenciones, un par de enormes matones avanzaban hacia el punto exacto que Holmes Sherlock ocupaba en la habitación. Al parecer eran los encargados de cumplir con las malignas intenciones de su jefe.

Lo maligno de tales intenciones nunca lo sabremos porque cuando los matones estaban a punto de ganarse el sueldo, alguien entro gritando ¡Fuego!

Continuará... En el Capítulo VI un Misterio más un Fumadero de Opio menos.