Era, básicamente, un mamarracho.
Un chulo de barra, de cubata en mano, puticlub de "todo a cien" y whisky de garrafa en botella de Chivas.
Vestía trajes de esos que parecen (pero no son) y cuidaba su cuerpo en un gimnasio con spa. Más que nada iba a ver tetas y a intentar que cayese un polvo fácil.
Tenía esa edad "peligrosa" en la que ya se mira con un cierto disimulo por la calle, a las jovencitas de faldita corta y sonrisa pícara. El disimulo viene dado, obviamente, porque cualquiera de ellas podría ser amiga o compañera de tu hija.
No seré yo quien le reproche eso. Todos los tíos llegamos a esa fase conocida como pitopausia, que no deja de ser una especie de canto del cisne, una negación de lo evidente en la búsqueda de una lolita que nos devuelva la juventud que ya se nos ha ido para siempre.
Así que ahogaba sus lamentos de macho en celo, bien en bares de alterne en los que llegaba a creerse que ligaba, bien con maduras medio conocidas, que le costaban más dinero, entre el restaurante y las posteriores copas, que las pobres putas que nunca se quedaban a cenar.
Amargado baboso, sobrado y prepotente. De esos que lo saben todo y que nunca cierran la boca aunque no tengan ni puta idea de lo que están hablando. Un par de matrimonios rotos por lo cuernos y por el cansancio y tres hijos que, con el tiempo, serían los que le buscasen una plaza en el asilo más lejano.
Y por mucho que disimulase y tratase de convencer a los demás de que era "el rey del mambo", un ejemplar único, el Elegido de los dioses, sabía con certeza absoluta en medio de las noches solitarias, que era menos que nada. Pobre payaso solitario que ya ni recordaba lo que era sentir unos labios dulces diciéndole un "te quiero" sincero y sin Visa de por medio.
Bonita Historia me recuerda a esos folletines de viejas putas con rimel corrido a las que las arrugas, la gordura y la vejez junto con el alcoholismo han borrado todo rastro de lozanía de antaño y ahora solo cuentan lo que pudo haber sido y no fué...
ResponderEliminarAhora cuando ya nadie las mira con deseo si no con asco y hasta con pena, mientras caminan dando tumbos de bar en bar contando siempre la misma historia...
La Puta que quiso ser una Princesa y se quedó en un mueble de saldo...
Precioso relato...
MARIVI
http://www.lagateradigital.com/blog/2008/02/
ResponderEliminarPodriaís ser mas originales..
Me cuenta palpatine, que este texto estaba dedicado a el lamentable alcalde de Valladolid. Para nuestra desgracia ahí sigue puesto.
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