: La envidia en GH

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Título de la ENTRADA*:	La envidia en GH
Cuerpo de LA ENTRADA*:	Leyendo opiniones sobre GH es curioso observar como la envidia subyace en sus diversas manifestaciones. No puedo evitar pensar que algunos exagerados odios no pueden ser fruto de la mera observación de un programa de televisión. Algunos detestan, por ejemplo, el comportamiento de concursantes que se han dejado llevar por el sentir del momento y han mostrado intimidades como el sexo. Es una opinión respetable, pero cuando se convierte en animadversión exagerada, no puedo evitar pensar que es algo tan simple como la envidia por no atreverse a ser tan "guarros" como los tachados de "guarros". Pero se entiende,es tan común ese tipo de envidia, que pasa sin llamar la atención, es la envidia a la libertad. Más sútil es otro tipo de envidia que sí que me sorprende siempre. Es la envidia a la "perfección". Lo pongo entre comillas porque es un concepto muy subjetivo ese de lo "perfecto". Pero es curioso observar como hay personas a las que despierta odios exacerbados la exhibición de una supuesta perfección. Pongamos el caso de Sonia, de esta edición de Gran Hermano. Una chica mona, con muy buena pinta, educada, amable, considerada, servicial (quizá tan servicial que su afán de agradar le lleva a decir a cada persona lo que le gusta oir, lo que se convierte en su mayor defecto en el concurso: querer quedar bien con todo el mundo, tarea siempre imposible)... joven, con carrera universitaria, y ya ejerciendo su profesión con éxito, odontóloga nada más y nada menos. Esta chica optó por estudiar algo importante y difícil y ponerse a trabajar. En fin, éxito y juventud. Imposible no pensar que quien critica e incluso rezuma odio hacia una persona así, está movido por los hilos de la envidia. ¿Qué ha hecho esta chica para ser detestada? Nada. Pongamos que a alguien le aburre... pues con decirlo, vale. Pero odiar a alguien por eso ¿no es raro?. Sí. Lo que pasa es que, una persona joven, con buena pinta y éxito, se le nota al respirar, se le nota al moverse, se le nota al hablar, se le nota. Y a los envidiosos, se les va revolviendo, revolviendo, revolviendo... hasta que estallan. Y convierten su envidia en indignación sólo porque una persona exitosa y buena, respire. Porque es eso. Que respira, que existe. Ese es su mayor pecado. Su existencia les resalta a los envidiosos su vida defectuosa. Los demás seres defectuosos pero que no somos envidiosos, sencillamente pensamos unos... caramba, qué chica tan estupenda; o... pues qué rollo de tía; o... qué lío mental tiene la pobre, a ver si se aclara; o... se nota que ha sufrido, tiene muchos miedos... Pero ¿rezumar odio? De verdad, es para pensárselo detenidamente. Algo va mal por ahí.
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